País: Argentina.
Directores: Daniel Casabe, Edgardo Dieleke.
Protagonistas: Rómulo Berruti, Alfredo Serra.
La primera extrañeza que hay que atravesar es la del título, que parece en otro idioma. Crack es una voz inglesa, ya aceptada en la Real Academia Española, que significa deportista de extraordinaria habilidad. Y el nácar es una sustancia orgánico-inorgánica que se usa, entre otras cosas, para hacer botones. Segunda extrañeza: ésta es una película sobre botones (de los de la ropa, pero fuera de ella) que juegan al fútbol. ¿Fútbol con botones? Sí, pero los botones no se mueven solos sino que son movidos por Rómulo Berruti y Alfredo Serra, veteranos periodistas, amigos de larga data, eximios conversadores (y bebedores de whisky) y apasionados de los botones futbolistas. No cualquier botón es un crack, y tanto es así que los elegidos son personalizados y bautizados con nombres como Bordenave o Rojas. Cracks de nácar es una película sobre un juego singular, pero también, y sobre todo, un plácido, fluido retrato de una amistad unida por el placer de la anécdota, la conversación afilada, la mirada zumbona sobre el mundo, y con la sofisticada inteligencia (que comparten Berruti, Serra y el film) de reírse de uno mismo.
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